Mi primer día (oficial), digamos que no fue TAN bueno como lo esperaba pero tampoco TAN malo.
Salí a las 9:30 am de la casa y me dirijo hacia «La Univa» (una universidad que queda «cercas»). Mi primo me había hecho un croquis para que le fuera a dejar las llaves.
Llego y le pregunto -¿Cómo puedo llegar a la Plaza del Sol?
Se supone que en esa plaza pasan las rutas que me llevan a «mi destino». EL MACROBUS… Y de ahí al CUAAD.
-La 358 pasa aquí y te deja justo EN la plaza.
-¡Ah! Qué chingón -Dije, y la esperé, Pasó y me subí.
Dió como mil vueltas en un mismo lugar [Creo que lo hizo a propósito para perderme]. El chiste es que salió frente a la plaza y en ese instante «mi sentido arácnido» me dijo [Léase en tono chilango] «¡Ya bájate wey! Chale contigo de veras…»
Pero yo de «inteligente» digo «¡Nel! ni madres, me dijeron que me dejaba justo en la plaza, así que debe dar la vuelta en cualquier momento y dejarme en la plaza»
Y si dice su San Pe…tróleo.
La micro avanzó… y avanzó… y avanzó… ¡Y AVANZÓ!
Y nunca que llegó a Plaza del Sol.
No piensen que me perdí por estúpido. «Es que quería conocer esa ruta y saber a dónde me podía llevar… ¡OBVIO! [IMBÉCIL].
Llega la micro a su respectiva terminal en «Quiensabedonde» y para no verme tan cagado, me bajé como si justo ahí me quisiera bajar.
Tenía que regresarme, se me hacía tarde… Pero no podía subirme a la misma micro, me verían con cara de «El pendejo se perdió». Ni pedo, a esperar.
Pasa la siguiente 358 de regreso… ¡SUBEN!
¿Lo demás? Se los cuento en la siguiente entrada.
Rásquensela saberoso.
¡Silla! [@Johnny_H]
La Visión del Rey Zope 